Las exigencias de los clientes son cada vez mayores, lo que conlleva a superarse día a día, tanto en la calidad de los materiales acabados como en el servicio al cliente.
Para un acabado de calidad es fundamental la instalación de una cabina cerrada, presurizada y atemperada. La compensación del flujo de aire tiene que ser ligeramente superior al de absorción de la cabina para evitar corrientes de aire que puedan levantar polvo o remolinos en el recinto.
Cada cabina se diseña según las necesidades del cliente. Se suele acoplar a la cabina presurizada de pintura, un recinto de secado, donde las piezas acabaran su ciclo de secado a la temperatura requerida por cada proceso.
En el caso de aplicación de pintura con robot, se instala el recinto de secado a continuación de la salida del robot, con el fin de evitar las partículas de polvo en las piezas pintadas, preservando igualmente la salud de los trabajadores que recogen estas piezas.
Al utilizar cabinas y recintos cerrados y ventilados, no solo se gana en calidad sino en tiempo de secado de las piezas pintadas.
En caso de temperaturas mas elevadas o necesidad de control del ciclo de pintura, se instala un controlador de temperatura con control del ciclo de secado.
Una alarma sonara y visual avisara del final del ciclo con la opción de poder parar la instalación.
Este ciclo de secado es calcado a los ciclos de secado en los hornos de polimerizado. El medio de combustión puede ser por Aero-termo, cámara de combustión con quemador de gas, de gasóleo o eléctrico.